El Tokaji Aszú se encuentra entre los más afamados y valorados vinos dulces del mundo. La gran calidad de las uvas con las que se elabora, afectadas por botritis (un hongo también conocido como podredumbre noble), así como su compleja elaboración y los largos envejecimientos en madera y botella en profundas grutas subterráneas, nos llevan hacia un placer indescriptible.
La baya de uva en podredumbre noble pierde su contenido en agua y el azúcar se concentra mejor que los ácidos de la baya. Al mismo tiempo, la botritis crea un fantástico potencial aromático propios de la miel, de frutas exóticas, que recuerdan al tilo, la acacia, el albaricoque y el membrillo. Cabe también destacar su longevidad, ya que un Tokaji de añada excepcional puede resistir más de cien años en botella sin perder sus propiedades.
El tipo de vino Aszú viene determinado por el número de puttonyos (cestas de 25 Kg de uva con botritis o Aszú que se utilizan para su elaboración para cada barrica de mosto. Añadiendo de 3 a 6 puttonyos se obtiene un vino más o menos dulce. Cuantos más puttonyos, más dulce es el Aszú.
Ficha de cata:
- En vista, presenta un color amarillo dorado con reflejos de oro.
- En nariz, nos trae recuerdos a piña, melocotón, manzana y toques de barrica
- En boca, resulta denso, glicérico, largo, toques de tostados, pastelería y compota de manzana
Maridaje:
Quesos azules, foie y postres
El secreto de los vinos de Tokaj recae, sobre todo, en el microclima especial que se crea en otoño: en este tiempo, durante la última etapa de la maduración de la uva, se suceden armoniosamente las brumas y lluvias con los días soleados y cálidos, lo cual favorece la podredumbre noble de las uvas, base del vino aszú. Naturalmente, no todos los años se dan las condiciones climáticas necesarias para la aparición de la podredumbre noble. Como un elixir preciado, los vinos aszú son bienes escasos, unas rarezas que no están aseguradas ni en todas las vendimias, ni en generosas cantidades.